El concepto de equivalencia
Para abordar este punto, recurriremos a las diversas acepciones del término que aportan los principales diccionarios de lengua española, entre las que destacamos: "igualdad en el valor, estimación, potencia o eficacia de dos o más cosas". "Valer. Tener una cosa el mismo valor que otra que se expresa ... Igual. Significar." Si nos centramos en la primera definición, podemos destacar dos aspectos: por un lado el de igualdad en el valor, y por otro el de igualdad en la eficacia. Si nos centramos en la segunda, tendremos como resultado que una palabra será equivalente a otra cuando signifique lo mismo. En este punto del razonamiento, y teniendo en cuenta que nos estamos refiriendo a traducción, nuestro enfoque puede ir por dos caminos: el de la equivalencia entre el término de la lengua origen A y su correspondiente en la lengua de destino B; el de la equivalencia entre el término de la cultura origen A y su correspondiente en la cultura de destino B.
Nord presenta «el concepto tradicional equivalencista y el concepto funcionalista radical» (conf. Nord en Hurtado 97 ss.) para finalmente aportar el suyo propio, que es una mezcla de ambos modelos y lo justifica diciendo:
... He combinado los dos modelos, estableciendo como principios guiantes tanto la funcionalidad, i. e. la aptitud del texto para un determinado fin, como la lealtad, i. e. el respeto a las intenciones y expectativas no sólo del autor original sino también del cliente que ha encargado la traducción y de los lectores en la cultura meta Todos ellos tienen su concepto determinado de lo que es o debe ser una traducción, y como pertenecen a dos culturas diferentes puede ocurrir que sean conceptos divergentes. El traductor es el único que conoce ambos lados, el de la cultura base y el de la cultura meta, y es su tarea «mediar» entre ambas. (100)
El concepto de equivalencia tal y como lo plantea Nord es lo suficientemente amplio como para abordar el problema de las variedades lingüísticas existentes dentro de un mismo idioma, como es el caso del español. No obstante, el profesor Francisco Salvador, prestigioso especialista en variedades del español, señala que no contemplar la multiplicidad de variedades del español puede alejar o distorsionar el acto comunicativo (1993: 674). Si atendemos al concepto de cultura meta (y no así al de lengua), una traducción dará lugar a distintas versiones finales, que se presentarán justificadamente diferentes y garantes del concepto de equivalencia entendido como igualdad en la eficacia. El hecho de compartir una lengua no implica compartir todo lo que la rodea o circunscribe. Las costumbres, el clima, la situación geográfica, su situación económico-política, etc. inciden directamente en el lenguaje, lo moldean y adaptan, personalizándolo y dando lugar a su propia idiosincrasia. Es cuando el lenguaje se muestra más vivo que nunca, respondiendo a las necesidades de los que lo usan, generando nuevos vocablos o aportando nuevos conceptos a los ya existentes. Esa muestra de lengua viva que supone la existencia de variedades en español no debe ser un inconveniente para la traducción en sus dos vertientes: teórica y práctica. Por el contrario, debe servir de muestra de respeto hacia la pluralidad, circunstancia que inevitablemente abandera la traducción al hundir sus raíces en la diversidad lingüística y cultural. En este sentido, queremos mencionar la labor de la Real Academia Española de la Lengua que, si bien tiene aún mucho camino por recorrer, inició su andadura con la creación desde 1871 de sus correspondientes en los países de habla hispana y sus academias asociadas en Norteamérica, Argentina y Uruguay. En el preámbulo de su vigésima primera edición se dice textualmente:
La Real Academia Española ha querido contribuir a la celebración del V Centenario del descubrimiento de América publicando una nueva edición ... de su DICCIONARIO usual. ... Ha solicitado insistentemente la Academia la cooperación de sus hermanas correspondientes y asociadas para dar mayor cabida ... a las peculiaridades léxicas y semánticas vigentes en cada país. Gracias a tal colaboración ha sido posible revisar y enriquecer en la presente edición el contingente americano y filipino.
Constituye, sin duda, un paso importante en el reconocimiento de la idiosincrasia lingüística y cultural de más de trescientos millones de personas unidos por un mismo idioma.
Tomemos algunos ejemplos:
Agenciero: adj. Guat. y Perú agencioso. // 2. Cuba y Méj. Agente de mudanzas. // 3. Argent. Lotero. // 4. Vulg. Chile. Prestamista, prendero.
Aguaje: m. aguadero, sitio donde suelen beber los animales silvestres. // 2. Col., Ecuad., Guat. y Nicar. Aguacero. // 3. Chile y Perú. Variación de color de las aguas marinas, por razones diversas. // 4. Fig. Sto. Dom. Y Venez. Alarde, aspaviento. Hizo un AGUAJE y se fue. // 5. Sto. Dom. Mentira, afirmación falsa que se dice para impresionar. // 6. Perú. Palmácea de fruto comestible, que crece en los pantanos de la selva amazónica.
Aguamiel: f. Agua mezclada con alguna porción de miel. // 2. Amér. La preparada con caña de azúcar o papelón. // 3. Méj. Jugo del maguey, que, fermentado, produce el pulque.
Apendejarse: prnl. Col., Pan. y Sto. Dom. Hacerse bobo, estúpido. // 2. Cuba, Nicar. y Sto. Dom. Acobardarse.
Apensionar: tr. desus. Pensionar, imponer algún gravamen o pensión. // 2. prnl. Col., Chile, Méj. y Perú. Entristecerse, apesadumbrarse.
Cariño: m. inclinación de amor o buen afecto que se siente hacia una persona o cosa. // 2. Por ext. Manifestación de dicho sentimiento. // 3. Añoranza, nostalgia. // 4. Esmero, afición con que se hace una labor o se trata una cosa. // 5. Col. C. Rica, Chile y Nicar. Regalo, obsequio.
Dragonear: intr. Amér. Ejercer un cargo sin tener título para ello. DRAGONEA de médico, de comisario. // 2. Amér. Hacer alarde, presumir de algo. // 3. Tr. desus. Argent. y Urug. Enamorar, cortejar, requebrar.
Droga: Nombre genérico de ciertas sustancias minerales, vegetales o animales, que se emplean en la medicina, en la industria o en las bellas artes. // 2. Sustancia o preparado medicamentoso de efecto estimulante, deprimente, narcótico o alucinógeno. // 3. Medicamento. // 4. Desus. Fig. embuste, ardid, engaño. Ú. En Argentina. // 5. Fig. Col. y Ecuad. Persona o cosa que desagrada o molesta. // 6. Canarias, Navarra, Méj. y Amér. Merid. Deuda, a veces la que no se piensa pagar.
Tiznado: p.p. de tiznar (manchar de tizne, hollín u otra materia semejante). // 2. Adj. Amér. Central. Borracho, ebrio.
Estos términos, escogidos al azar, muestran la existencia de las variedades lingüísticas que venimos defendiendo y, al mismo tiempo, ponen de manifiesto la importancia de contemplar la diversidad de significado si se quiere garantizar la eficacia comunicativa de cualquier lengua.
Ejemplos prácticos