Destaque las ideas principales del texto. Resuma el texto.
3. ¿Cuáles son las consecuencias del cambio climático en el entorno bielorruso? Coméntelo con sus compañeros.
4. ¿Qué puede Ud. recomendar para combatir los perversos efectos del cambio climático?
Texto 2
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Basura bajo la alfombra
Se afirma que no hay vida que no produzca basura, y no lo dudamos. Sin embargo, eso no significa que la vida obligatoriamente se reduzca a basura.
Hasta hace poco no se ha tomado conciencia de la gravedad del problema. Pero el exceso de basura puede causar desastres ecológicos y dañar notablemente el equilibrio natural. Algunas zonas en las afueras de la capital se han convertido ya en monstruosos basureros que contaminan el agua y el aire y ponen en peligro la vida de sus habitantes.
De acuerdo con los datos oficiales, el 70% de la basura no se recicla, lo que puede tener consecuencias horribles. Si la situación sigue igual, dentro de tres años se duplicará el volumen de basura sin reciclar, lo que provocará una verdadera invasión de parásitos y aumentará el riesgo de enfermedades como la malaria.
En las ciudades, la basura siempre ha supuesto un problema, debido a la alta densidad de la población que la genera y a su frecuente vertido en las calles. Con el crecimiento de la ciudad ha crecido también la necesidad de un buen sistema de recogida y tratamiento de basuras, aunque los gastos repercutan directamente en los ciudadanos. Y es que no nos damos cuenta de que el ruido nocturno de los camiones que recogen la basura se ha hecho parte de nuestra realidad. Ni tampoco notamos que, por falta de contenedores, la gente tiende a tirar desperdicios al suelo. Poco a poco calles sucias y avenidas que huelen a gasolina han pasado a formar parte de nuestra imagen de cualquier capital moderna. Al mismo tiempo, si aumentamos el número de contenedores de basura empeorá visiblemente el aspecto de la ciudad. ¿Solución? Diseñarlos de manera que encajen con el entorno, evitando formas grotescas y colores demasiado chillones.
Por otra parte, algunos países han calculado que la construcción de varios centros de reutilización de basura reduciría significativamente tanto los gastos de recogida como los de eliminación de la misma. Lo que frena ese proyecto es que grandes empresas están más interesadas en deshacerse de la basura que en reciclarla. Y aun cuando esos centros existen, los ciudadanos se resisten a colaborar. A pesar de la propaganda ecológica, a muchos les resulta pesado aprender a separar el papel del vidrio... Por lo visto, en una sociedad preocupada por el creciente desempleo y lo cara que está la vivienda, no se considera oportuno tratar seriamente el tema. Mientras tanto, la basura sigue invadiendo las calles.
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Texto 3
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¿Se agotarán los combustibles?
En el mundo se consumen diariamente más de 10.000 millones de litros de petróleo, así como una gran cantidad de gas natural y de carbón. Las reservas de estos combustibles se terminarán inevitablemente, y los científicos temen que nos estemos acercando con rapidez a ese momento. Opinan que tenemos que actuar ahora, o enfrentarnos al regreso a la Edad de Piedra.
¿Hasta qué punto es real la amenaza?
Con el notoriodesorden de opiniones, réplicas y contrarréplicas, es muy difícil tener la certeza de la proximidad en que nos encontramos del desastre. Los geólogos, por ejemplo, todavía no saben, y no tienen medios para poder calcular con exactitud, cuánto carbón, gas natural y petróleo queda en la Tierra. Por ahora, se están todavía encontrando nuevos pozos de petróleo y yacimientos de carbón, aunque la cantidad y el grado de los descubrimientos han disminuido durante los últimos años. Sin embargo, existen todavía en el mundo grandes áreas que no han sido exploradas.
En forma parecida, los economistas tampoco tienen seguridad en cuanto a la cantidad de energía que necesitaremos en el futuro. Si los países progresan, precisarán más energía para las nuevas industrias. Si su situación empeora, necesitarán menos.
Sin embargo, todos están de acuerdo en que, si la demanda aumenta, el petróleo – el más voluble y útil de los combustibles – se agotará muy rápidamente.
Es una predicción muy poco esperanzadora, especialmente para el petróleo, que es un líquido relativamente ligero que puede ser transportado con facilidad desde los pozos a las refinerías. Esto hace que sea un combustible ideal para los coches y los aviones. El funcionamiento de las aeronaves con uranio o el traslado del carbón mineral por medio de tuberías ¡no resultaría nada fácil!
Tanto el carbón como el petróleo son combustibles fósiles. El carbón es el resto fosilizado de la primitiva vegetación; el petróleo es el resto fosilizado de pequeños seres marinos. Estos seres vivientes sobrevivían porque podían absorber el calor del sol. Cuando quemamos carbón y petróleo estamos liberando el calor que ha estado almacenado bajo tierra durante millones de años. Es superfluo decir que no hay forma de poder sustituir aquella energía en la proporción en que la estamos utilizando.
La vida sin petroleo.Necesitamos evidentemente otras fuentes de energía para liberar las valiosas gotas de petróleo y destinarlo a unas finalidades para las cuales es el único utilizable.
A este problema se han propuesto muchas soluciones diferentes: podríamos construir varios millares de centrales nucleares para generar electricidad, y utilizar el carbón licuado y el petróleo que nos quedan sólo como combustibles para el transporte. Podríamos también, por otra parte, reducir drásticamente la utilización de energía y desarrollar tecnológicamente el aprovechamiento de fuentes de energía renovable tales como la solar, la del viento y la del oleaje, y reciclar, además, todos los productos industriales tanto como fuera posible.
Pero, como avisaba la revista Newsweek, el inconveniente es que: “... la mayoría de las naciones subdesarrolladas están cargadas de deudas y ya no pueden soportar el enorme costo inicial que representaría la instalación o el desarrollo de la energía nuclear, aunque lo desearan.”
La utilización de fuentes de energía alternativa es, por otra parte, igualmente difícil para cubrir las crecientes necesidades. Equilibrar estas dos tendencias va a ser muy delicado y las generaciones futuras tendrán que decidir la forma de actuación más adecuada para resolver este problema.